A JESUCRISTO
Jesús mío, Te encuentras aquí, presente
en la Hostia Consagrada, Santa, con un Corazón desbordante de ternura, un
Corazón que ama infinitamente.
En Tu Corazón, Jesús, encuentro el Amor
Infinito, la Caridad divina: Dios, principio de vida, existente y vivificante.
¡Qué dulce me es, Dios mío, Trinidad Santísima, ¡adorarte en este Sagrario en
el que ahora estás!
Por ello me uno a los Ángeles y Santos
quienes, invisibles pero presentes y vigilantes junto a Tu Sagrario, Te adoran
incesantemente. Me uno, sobre todo, a Tu Santísima Madre y a los sentimientos
de profunda adoración y de intenso amor que brotaron de Su alma desde el primer
instante de Tu Encarnación y cuando te llevaba en Su seno inmaculado.
Y mientras Te adoro en este Sagrario,
lo hago en todos los del mundo y,
especialmente, en aquellos en los cuales estás más abandonado y olvidado.
Te adoro en cada Hostia Consagrada que
existe entre el Cielo y la tierra.
Oh, Dios mío, que posees en una
abundancia incomprensible todo cuanto puede haber de perfecto y digno de amor,
extingue en mí todo amor culpable, sensual y desordenado hacia las criaturas, y
enciende en mi corazón el fuego purísimo de Tu amor, a fin de que ame sólo a
Ti, por Ti, hasta el punto que, consumido en Tu santísimo amor, pueda yo ir a amarte
eternamente en el Cielo, con los elegidos. Amén.
Señor, ahora quiero hacer ante Ti
reparación.
Oh, Jesús, Víctima divina de nuestros
altares, grande y único Reparador, yo también me uno a Ti para cumplir, contigo
y por medio Tuyo, el oficio de pequeña alma reparadora.
Y me dirijo también a ti, oh Madre mía,
para que, así como en el Calvario ofreciste al Padre a Tu Jesús, que se
inmolaba por su gloria y por la salvación de las almas, así renueves en este
momento el místico ofrecimiento en mi lugar.
En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado
ofrece, oh Virgen dulce, los dolores de Jesús junto a los Tuyos, para invocar
la Divina Misericordia sobre mí y sobre el mundo entero. Después de haberte
dado gracias por Tus dones sin fin, ¿cómo puedo no confundirme a la vista de
mis culpas y de mis infidelidades? ¡Con cuánta ingratitud y frialdad he
respondido a tus beneficios!
Postrado ante Ti, que tanto me has
amado, lleno de confusión y de arrepentimiento, invoco Tu perdón y Tu
Misericordia.
Por el mal uso que hice de los dones naturales recibidos: mi vida, mis energías, mi tiempo, mis sentidos, mi inteligencia, mi lengua
R/ Oh, Jesús, ten piedad de mí
Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley,
R/.Oh, Jesús, ten piedad de mí
Por los deberes descuidados o mal cumplidos,
R/.
Por el bien que pude hacer y no hice, R/.
Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas inclinaciones del orgullo, de la vanidad y del egoísmo,
R/.
Porque no practiqué el mandamiento de caridad, como Tú lo ordenaste
R/.
Porque dejé estériles en mí tantas gracias,
R/.
Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad.
R/.
Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los dones de Tu amor,
R/.
Por haber preferido muchas veces a las criaturas y las satisfacciones humanas, en lugar de Ti y de tus consolaciones,
R/.
Por la poca fidelidad y generosidad con que he vivido mi consagración,
R/.
Por la falta de fe y abandono en tu amor,
R/.
Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia
R/.
Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a Tu cruz,
R/.
Me confundo en Tu presencia, oh mi Dios.
Me arrodillo a Tus pies.
Me postro junto a Ti, oh Jesús, Hostia
Divina, Redentor y Salvador mío, como un día la Magdalena. Y si bien es cierto
que soy indigno de Tu amor, estoy seguro que tendrás para mí, la misma ternura
misericordiosa.
SALMO 51 (50) MISERERE
Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,por tu inmensa ternura borra mi delito,lávame a fondo de mi culpa,y de mi pecado purifícame
Pues mi delito yo lo reconozco
mi pecado sin cesar está ante mí;
contra Ti, contra Ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí
Por qué aparezca tu justici
cuando hablas y tu victoria cuando juzgas
Mira que en la culpa ya nací,
pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme el son del gozo y la alegría,exulten los huesos que machacaste Tú
Retira tu faz de mis pecado borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón
un espíritu dentro de mí renueva
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
Vuélveme la alegría de tu salvación,
y en espíritu generoso afiánzame;
enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios,y anunciará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio,
si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios justos,
holocausto y oblación entera
se ofrecerán entonces sobre tu altar
novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Amén.
Con la confianza de haber obtenido de Tu
infinita Misericordia el perdón por mis innumerables culpas, ofensas y
negligencias me permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.
Pienso en los innumerables pecados que
se cometen en el mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones,
pecados de los súbditos y de los gobernantes; pecados de orgullo, de
sensualidad y de codicia; pecados de pensamiento, de palabra, de obras y de
omisión.
Por todos estos pecados y por los pobres
infelices que los cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu
infinita misericordia. Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el
Huerto de los Olivos y sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.
No olvides, oh Jesús, que libremente
quisiste cargar con ellos; que has querido "hacerte pecado", para
borrar los nuestros; no olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre,
para rescatar a Tus hermanos culpables.
Oh Jesús, Te ruego renueves Tu
ofrecimiento al Padre, presentándole nuevamente Tus llagas; muéstrale las
espinas, los flagelos y los clavos que traspasaron tus carnes; pero,
especialmente, hazle ver Tu Corazón herido y rebosante de amor por El y por
nosotros, y pide Su perdón.
Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas
nuestras culpas es Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el mundo
culpable. Busca las ovejas que se alejaron de Tu redil y muéstrales cuán grande
es la potencia de Tu amor de Salvador.
Y ya que Tu Corazón está herido por las
culpas de los más íntimos, para los que renuevan el beso de Judas o la negación
de Pedro, también para ellos, oh Jesús, invoco Tu perdón. Que ninguno de ellos
cumpla el gesto desesperado de Judas, sino que Tu gracia los induzca, como a
Pedro, a una reparación de amor.
Jesús bendito, estoy frente a Ti y
quiero arrancar a Tu Divino Corazón innumerables gracias para mí y para todas
las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos. Permite, oh
Jesús, que estas horas sean verdaderamente horas de intimidad, horas de amor en
las cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene
reservadas.
Virgen María, Madre de Dios y Madre mía,
me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu Corazón
Inmaculado.
¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
V. Jesús manso y humilde de corazón,
R. haz mi corazón semejante al tuyo.
V. Sagrado Corazón de Jesús,
R. en Vos confío.
V. Sagrado Corazón de Jesús,
R. perdónanos y se nuestro Rey.
V. Corazón de Jesús,
R. que os ame y os haga amar.
V. Corazón divino de Jesús,
R. convierte a los pecadores, salva a
los moribundos, libra a las almas santas del purgatorio.
V. Dulce corazón de mí Jesús,
R. haz que te ame siempre más y más.
V. Sagrado Corazón de Jesús,
R. protege nuestras familias.
V. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,
R. el corazón amoroso de Jesús
Sacramentado.
V. Sea por siempre bendito y adorado
Cristo, Nuestro Señor Sacramentado,
R. Nuestro Rey por los siglos de los
siglos.
V. Alabemos y demos gracias en cada
instante y momento,
R. al Santísimo y Divinísimo Sacramento.
V. Acordémonos que estamos en la santa
presencia de Dios,
R. ¡Adorémosle!
V. ¡Viva Jesús en nuestros corazones!
R. ¡por siempre!
V. ¡Viva Cristo Rey!
R. ¡Viva!
V. Te adoramos ¡oh Cristo!, y te
bendecimos,
R. porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
V. Alabado sea Jesucristo.
R. Por los siglos de los siglos. Amén.
V. Buen Jesús, amigo de los niños,
R. bendecid a los niños de todo el
mundo.
V. Buen Jesús,
R. me uno a ti de todo corazón.
V. Dad, Señor, descanso eterno a las almas,
R. y la luz perpetua luzca para ellas.
V. El Señor es mi pastor,
R. nada me puede faltar.
V. Jesús, manso y humilde de corazón,
R. haz nuestro corazón semejante al
vuestro.
V. Por ti, Jesús, vivo; por ti, Jesús,
muero;
R. tuyo soy, Jesús, en vida y en muerte,
amén.
V. Señor, auméntanos la fe.
V. Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que
te amo.
V. Creo, Señor, pero ayuda mi incredulidad.
V. Jesús Dios mío, os amo sobre todas
las cosas.
V. Jesús, mío, ten misericordia de mí.
V. Tuyo soy, para Ti nací,
R. ¿qué quieres Jesús de mí?
Jesús es mi tesoro, es mío y a cada
instante puedo sacar de El gracias a manos llenas, pues lo encuentro siempre
abundante.
De El tomo cuanto necesito para pagar
mis deudas, para remediar mis necesidades, encontrar delicia, ganarme una
corona.
¡Qué don inefable es este Jesús con Su
Corazón desbordante de ternuras! Un tesoro que jamás se agota: mientras más
saco, él más aumenta.
LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,
R: ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno
Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el
Espíritu Santo en el seno de la Virgen María,
R/.Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios,
R/.Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
R/.Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios,
R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del
Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta
del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de
caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de
amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de
amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las
virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda
alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos
los tesoros de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda
la plenitud de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre
halló sus complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos
collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha
misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los
que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de
santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por
nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta
la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una
lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección
nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los
pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que
en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que
en Ti mueren y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los
santos, R/.
V: Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de
nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.
V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.
V: Jesús y María os amo,
R: salvad almas.
Dios Padre
Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad.
Gracias, Padre mío, por Tu inmensa
paciencia que me ha esperado.
Gracias, Dios mío, por Tu
inconmensurable compasión que tuvo piedad de mí.
Te adoro, Dios Padre, porque por medio de Cristo has descendido hasta mi humanidad y porque, por Su Corazón adorable, Te has unido tan estrechamente al hombre, a mí, pobre criatura ingrata.
Te adoro en este templo, santificado por
la presencia siempre actual de Tu Ser divino; me postro hasta la nada, en
adoración delante de Tu Majestad Soberana, pero, al mismo tiempo, el amor me
eleva hasta Ti.
Te adoro, Dios Padre, y te amo; el amor
y la adoración están totalmente confundidos y mezclados en mi alma, tanto que
no sabría decir si más adoro que amo o si más amo que adoro...
Te adoro porque encuentro en Ti todo
poder y toda santidad, justicia y sabiduría; porque Tú eres mi Creador y mi
Dios.
Te amo porque encuentro en Ti toda belleza, toda bondad, toda ternura y toda misericordia. Te amo porque me has hecho el regalo de un tesoro invalorable.
R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la
Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.
En el misterio sublime de la Unidad de
Tu Naturaleza y de la Trinidad de Tus Personas, R/.
En la armonía de Tus perfecciones
innumerables, R/.
En la riqueza inagotable con que haces los seres de la nada, R/.
En la pacífica posesión de Tu eterna
Bienaventuranza, R/.
En la sabiduría infinita con que
gobiernas todas las cosas, R/.
En la bondad inefable con que elevas al
hombre a la dignidad de hijo Tuyo, R/.
En la Misericordia infinita con que
toleras y conservas al pecador, R/.
En el misterioso decreto que estableció la Redención, R/.
En el infinito abajamiento de Tu
Encarnación, R/.
En las humillaciones, en los
ocultamientos, en los trabajos de Tu vida terrena, R/.
En los oprobios de Tu Pasión y muerte,
R/.
En la gloria de Tu Resurrección, de Tu Ascensión y de Tu triunfo en los Cielos, R/.
En Tu divino Corazón, abierto por la
lanza en el Calvario, R/.
En Tu divino Corazón revelado a Tus
Santos en el transcurso de los siglos, R/.
En Tu divino Corazón que late de amor
por nosotros en Tu pecho adorable y presente en nuestros Sagrarios, R/.
En Tu divino Corazón, desbordante de
misericordia para los pobres pecadores, especialmente en el Sacramento de la
Penitencia, R/.
En Tu Sacerdocio, que a través de los
siglos continúa Tu obra de Misericordia y de salvación, R/.
En Tu Vicario, que te representa
visiblemente en la tierra, R/.
En la Iglesia, que conserva y dispensa a las almas los tesoros de Tu divina gracia, R/.
En su magisterio infalible, en su sabio gobierno, en su inefable poder de santificación, R/.
En María Santísima, Tu Madre, enriquecida con tantos privilegios y constituida también Madre, Corredentora y Abogada nuestra, R/.
En la exuberante fecundidad con que
produces Santos, R/.
En la conmovedora generosidad con que
dispensas tus dones, R/.
En el misterioso trabajo de la gracia en
la intimidad de las almas, R/.
En el don purificador de tu Cruz, R/.
En la maravillosa providencia con que
sigues a cada criatura en el curso de su vida, R/.
En Tu gloria infinita, que comunicas a Tus elegidos haciéndolos eternamente felices en el Cielo, R/.
Al ESPÍRITU SANTO
Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración.
V. Espíritu Santo fuente de luz,
R. ¡ilumínanos!
V. Espíritu Santo fuente de sabiduría,
R. guíanos.
V. Espíritu Santo fuente de amor,
R. llénanos.
V. Espíitu Santo, dulce huésped de mi
alma,
R. permaneced en mí, y que yo permanezca
siempre en ti.
V. Espíritu Santo, dulce huésped de mi
alma,
R. permaneced en mí, y que yo permanezca
siempre en ti.
Santísima Trinidad
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los
Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su
Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de
los pobres pecadores.
A JESÚS, JOSÉ Y MARÍA
V. Jesús, José y María,
R. os doy el corazón y el alma mía.
V. Jesús, José y María,
R. asistidme en mi última agonía.
V. Jesús, José y María,
R. en Vos descanse en paz el alma mía.
A LA VIRGEN MARÍA
V. Ave María Purísima,
R. sin pecado concebida.
V. Dulce Corazón de María,
R. sed la salvación del alma mía.
V. María, Madre de Gracia, Madre de
Misericordia,
R. en la vida y en la muerte ampáranos
gran Señora.
V. Santa María
R. ruega por nosotros.
V. Santa María
R. Salva a nuestra patria y conserva
nuestra fe.
V. Santa María del buen camino,
R. haz que lleguemos sanos y salvos a
nuestro destino.
V. Por tu limpia concepción, ¡oh
Soberana Princesa!
R. una muy grande pureza te pedimos de
corazón.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
R. para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
V. Inmaculada reina de la paz,
R. ruega por nosotros.
V. Madre de amor, de dolor y
misericordia,
R. ruega por nosotros.
V. Oh María sin pecado concebida,
R. ruega por nosotros que recurrimos a ti.
V. Virgen, Madre de Dios,
R. rogad a Jesús por mí.
V. Corazón dulcísimo de María,
R. prepáranos un camino seguro.
V. Dulce Corazón de María,
R. sed la salvación mía.
V. Purísimo Corazón de María, virgen santísima,
R. alcánzanos de Jesús la pureza y la humildad de corazón.
Te doy gracias también por todos los
dones que Tu Amor ha derramado en la Iglesia.
Por los beneficios otorgados a los Ángeles
y a los Santos, alabanzas perennes de Tu Amor.
Y, sobre todo, por los beneficios innumerables que has hecho a María Santísima, nuestra dulce Madre.
Te doy gracias por haberla hecho tan
grande, tan santa, tan hermosa.
Te doy gracias por los privilegios que
le concediste, por el trono de gloria sobre el cual la colocaste, por la misión
que le confiaste.
Te doy gracias por haber hecho de esta criatura predilecta, una madre en la que puedo y debo colocar todas mis esperanzas.
Para que mi reconocimiento sea más
eficaz me permito, oh Señor, vivificarlo con el amor. Por eso Te digo y Te
repito: que Te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y
con todas mis fuerzas.
A Ti, que eres el amor infinito,
R/ Te amo, Dios mío.
A Ti, que me has salvado por Tu amor, R/.
A Ti, que me ordenas amarte, R/.
Con todo mi corazón, R/.
Con toda mi alma, R/.
Con todo mi espíritu, R/.
Con todas mis fuerzas, R/.
Por encima de todos los bienes y
honores, R/.
Por encima de todos los placeres y las
alegrías, R/.
Más que a mí mismo y que a todo cuanto me pertenece, R/.
Más que a mis padres y que a mis amigos,
R/.
Más que a todos los hombres y ángeles,
R/.
Por encima de todas las cosas creadas en
el cielo y en la tierra, R/.
Solamente por Ti mismo, R/.
Porque Tú eres el Sumo Bien, R/.
Porque Tú eres infinitamente digno de ser amado, R/.
Porque Tú eres infinitamente perfecto,
R/.
Aunque no me hubieras prometido el
Paraíso, R/.
Aunque no me amenazaras con el infierno,
R/.
Aunque me probases con la miseria y la
desventura, R/.
En la abundancia y en la pobreza, R/.
En la prosperidad y en el infortunio,
R/.
En los honores y en los desprecios, R/.
En las alegrías y en los dolores, R/.
En la salud y en la enfermedad, R/.
En la vida y en la muerte, R/.
En el tiempo y en la eternidad, R/.
En unión al amor con que todos los
Santos y Ángeles Te aman en el Cielo, R/.
En unión al amor con que Te ama la
Bienaventurada Virgen María, R/.
En unión al amor infinito con que nos amas eternamente, R/.
A SAN JOSÉ, LOS SANTOS, ÁNGELES
V. Patriarca San José,
R. ruega por nosotros.
V. San José mi padre y señor,
R. enséñame a querer más cada día a
Jesús y María.
V. Haced, San José, que vivamos una vida inocente.
R. y esté siempre asegurada bajo vuestro
patrocinio.
V. Santos y Mártires de Cristo Rey,
R. rueguen por nosotros.
V. Santísima Trinidad, un solo Dios;
creo en ti; espero en ti, os amo y os adoro;
R. ten piedad de mí.
Santos Ángeles
¡Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno!
¡Antes de acudir a Tus siervos, los Santos Ángeles, para implorar su auxilio,
nos postramos ante Tu presencia y Te adoramos, ¡Padre, Hijo y Espíritu Santo!
¡Alabado seas y glorificado por toda la
eternidad!
¡Todos los Ángeles y los hombres que
creaste Te adoren, Te amen, Te sirvan, Dios Santo, Fuerte, ¡Inmortal!
¡Y tú, oh María, Reina de todos los
Ángeles, acepta benigna los ruegos que le les dirigimos a tus siervos y
preséntalos al Altísimo, tú, que eres la omnipotencia suplicante, la medianera
de las gracias, ¡a fin de que obtengamos gracia, salvación y auxilio! Amén.
Os lo suplicamos: ¡Conducidnos con
seguridad a la Casa del Padre Celestial! Vosotros, Nueve Coros de los Espíritus
Bienaventurados. ¡Apresuraos,
socorrednos!
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos!
La Sangre Preciosísima de Nuestro Señor y Rey se ha derramado por nosotros.
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos!
El Corazón de Nuestro Señor late amorosamente por nosotros.
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos!
El Corazón Inmaculado de María, la Virgen Purísima, vuestra Reina, palpita
amorosamente por nosotros.
Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos!
Arcángel San Miguel
Príncipe de los Ejércitos Celestiales,
vencedor del dragón infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para
aniquilar, por la humildad, la soberbia del príncipe de las tinieblas. Te
suplicamos insistentemente, nos alcances la verdadera humildad de corazón, la
fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la voluntad de Dios, y fortaleza
en el sufrimiento y en la prueba. Socórrenos para que no desfallecer ante el
trono de la justicia de Dios.
Arcángel San Gabriel
Ángel de la Encarnación, fiel mensajero
de Dios, abre nuestros oídos para que estén atentos a las más leves
advertencias y toques del Corazón de Nuestro Señor. Permanece siempre junto a
nosotros, te suplicamos, para que comprendamos debidamente la Palabra de Dios,
la sigamos y obedezcamos, y cumplamos dócilmente aquello que Dios quiere de
nosotros. Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes para que el Señor,
cuando llegue, no nos encuentre dormidos.
Arcángel San Rafael
Tú que eres lanza y bálsamo del Amor de
Dios, hiere, te suplicamos, nuestro corazón con el Amor ardiente de Dios.
Deja que nunca sane esta herida, para
que perseveremos cada día en el camino de la caridad y que todo venzamos por el
amor.
¡Ayudadnos, santos y poderosos hermanos,
siervos ante Dios! Defendednos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y
tibieza, de nuestro egoísmo y ambición, de nuestra envidia y desconfianza, de
nuestras ansias de riqueza, bienestar y fama.
Desatadnos de las cadenas del pecado y
del apego a las cosas temporales.
Quitadnos las vendas de los ojos que
nosotros mismos nos pusimos para no tener que ver las necesidades de nuestro
alrededor y poder así tranquilamente, ocuparnos y compadecernos de nosotros.
Traspasad nuestro corazón con la santa
ansiedad de Dios, para que no dejemos de buscarlo con ardor contrición y amor.
Contemplad la Sangre del Señor derramada
por nuestra causa.
Contemplad las lágrimas de vuestra Reina
derramadas por nuestra causa.
Contemplad en nosotros la imagen de
Dios, desfigurada por nuestros pecados, que Él por amor imprimió en nuestra
alma.
Ayudadnos a conocer, adorar, amar y
servir a Dios.
Ayudadnos en el combate contra el poder
de las tinieblas, que sutilmente nos rodea y acecha.
Ayudadnos para que ninguno se pierda y un día
estemos reunidos en la eterna bienaventuranza. Amén.
A lo largo del día invocamos a menudo a
los Santos Ángeles:
San Miguel, asístenos con tus Santos
Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
San Gabriel, asístenos con tus Santos
Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
San Rafael, asístenos con tus Santos
Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!
Súplica
Antes de alejarme de este Santo Sagrario
quiero, oh Jesús mío, recurrir a las riquezas infinitas de Tu Corazón divino.
Consagrado a Tu amor, creo que no puedo
pedir nada mejor que la satisfacción de Tus mismos deseos. Son estos, Tus
deseos divinos, los que quiero presentar al Padre antes de terminar este tiempo
de gracias y en Tu nombre suplicar que los escuche.
El primer deseo de Jesús es la salvación
de las almas; redimir al mundo mediante el amor, establecer el Reino del Amor
Infinito en toda la tierra.
Permite pues, oh Jesús, que exprese mi
ardiente voto de que se establezca en todo el mundo el Reino de Tu Amor.
Oh Amor Infinito, viviente en el Divino
Corazón de Jesús, hazte conocer de los hombres a fin de que ellos Te amen como
Tú quieres ser amado.
El segundo deseo de Jesús es el de
servirse, para este gran trabajo, de los Sacerdotes; hacer de ellos obreros
activos y, por su intermedio, obrar en las almas y en el mundo.
Oh Jesús, Sacerdote eterno y Salvador
del mundo, para realizar este ardiente deseo de Tu Corazón, multiplica las
vocaciones. Envía muchos y santos operarios a Tu mies.
Oh Jesús, haz de cada Sacerdote un
verdadero sembrador de Tu amor.
Te ruego por el Santo Padre, por los
Obispos, por todos los Sacerdotes que me han hecho bien... por todos los
Sacerdotes.
Te pido, oh Jesús que los sostengas en
las batallas, los confortes en la soledad, los alientes en los fracasos,
fecundes sus fatigas y derrames en sus corazones el amor de Tu Corazón divino.
Señor, para Tu honra y Tu gloria,
R/ danos Sacerdotes santos.
Señor, para aumentar nuestra fe, R/.
Señor, para sostener Tu Iglesia, R/.
Señor, para predicar Tu doctrina, R/.
Señor, para defender Tu causa, R/.
Señor, para contrarrestar el error, R/.
Señor, para aniquilar las sectas, R/.
Señor, para sostener la verdad, R/.
Señor, para dirigir nuestras almas, R/.
Señor, para mejorar las costumbres, R/.
Señor, para desterrar los vicios, R/.
Señor, para iluminar al mundo, R/.
Señor, para enseñar las riquezas de Tu
Corazón, R/.
Señor, para hacernos amar al Espíritu
Santo, R/.
Señor, para que todos Tus ministros sean
luz del mundo y sal de la tierra, R/.
Oh Jesús, Sacerdote Santo, Te pedimos
con la mayor humildad del alma, que aumentes las vocaciones sacerdotales y que
los formes según los designios de Tu amante Corazón. Sólo así conseguiremos
Sacerdotes santos y pronto en el mundo no habrá más que un sólo rebaño y un
sólo Pastor. Amén.
ORACIÓN CONCLUSIVA
Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino
Sacrificado, Tú que, en un impulso de incomparable amor a los hombres, Tus
hermanos, hiciste brotar de Tu Sagrado Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate
continuar derramando sobre Tus ministros, los torrentes vivificantes del Amor
Infinito.
Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en
Ti; hazlos, por Tu gracia,
instrumentos de Tu misericordia; obra en
ellos y por ellos, y haz que, después de haberse revestido totalmente de Ti,
por la fiel imitación de Tus adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el
poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la salvación del
mundo.
Divino Redentor de las almas, mira cuán
grande es la multitud de los que aún duermen en las tinieblas del error; cuenta
el número de las ovejas descarriadas que caminan entre precipicios; considera
la turba de pobres, hambrientos, ignorantes y débiles que gimen en el abandono.
Vuelve, Señor, a nosotros por Tus
Sacerdotes, revive verdaderamente en ellos, obra por medio de ellos y pasa de
nuevo por el mundo, enseñando, perdonando, consolando, sacrificando y renovando
los lazos sagrados del amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del hombre.
Amén.
Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor
responda siempre plenamente a los fines para los cuales la quisiste; haz que se
extienda y se consolide y conquiste todas las almas al Reino dulcísimo de Tu
Amor.
Tú conoces lo que necesito; mira y haz
lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a Tu Corazón, me abandono en Tu
dulce Providencia y, mientras, Te doy gracias por el don de estas horas de
intimidad Contigo. Te agradezco desde ya, unido a María Santísima, por todos
los beneficios que Tu Amor me reserva en el tiempo y en la eternidad.
CÁNTICO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN:
"EL MAGNÍFICAT"
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra Mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de
Su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí; Su Nombre es Santo
y Su Misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con Su brazo, dispersa a
los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel Su siervo, acordándose
de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de
los siglos. Amén.