lunes, 15 de junio de 2020

A JESUCRISTO

Jesús mío, Te encuentras aquí, presente en la Hostia Consagrada, Santa, con un Corazón desbordante de ternura, un Corazón que ama infinitamente.

En Tu Corazón, Jesús, encuentro el Amor Infinito, la Caridad divina: Dios, principio de vida, existente y vivificante. ¡Qué dulce me es, Dios mío, Trinidad Santísima, ¡adorarte en este Sagrario en el que ahora estás!

Por ello me uno a los Ángeles y Santos quienes, invisibles pero presentes y vigilantes junto a Tu Sagrario, Te adoran incesantemente. Me uno, sobre todo, a Tu Santísima Madre y a los sentimientos de profunda adoración y de intenso amor que brotaron de Su alma desde el primer instante de Tu Encarnación y cuando te llevaba en Su seno inmaculado.

Y mientras Te adoro en este Sagrario,

lo hago en todos los del mundo y, especialmente, en aquellos en los cuales estás más abandonado y olvidado.

Te adoro en cada Hostia Consagrada que existe entre el Cielo y la tierra.

Oh, Dios mío, que posees en una abundancia incomprensible todo cuanto puede haber de perfecto y digno de amor, extingue en mí todo amor culpable, sensual y desordenado hacia las criaturas, y enciende en mi corazón el fuego purísimo de Tu amor, a fin de que ame sólo a Ti, por Ti, hasta el punto que, consumido en Tu santísimo amor, pueda yo ir a amarte eternamente en el Cielo, con los elegidos. Amén.

 

Señor, ahora quiero hacer ante Ti reparación.

Oh, Jesús, Víctima divina de nuestros altares, grande y único Reparador, yo también me uno a Ti para cumplir, contigo y por medio Tuyo, el oficio de pequeña alma reparadora.

Y me dirijo también a ti, oh Madre mía, para que, así como en el Calvario ofreciste al Padre a Tu Jesús, que se inmolaba por su gloria y por la salvación de las almas, así renueves en este momento el místico ofrecimiento en mi lugar.

En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado ofrece, oh Virgen dulce, los dolores de Jesús junto a los Tuyos, para invocar la Divina Misericordia sobre mí y sobre el mundo entero. Después de haberte dado gracias por Tus dones sin fin, ¿cómo puedo no confundirme a la vista de mis culpas y de mis infidelidades? ¡Con cuánta ingratitud y frialdad he respondido a tus beneficios!

Postrado ante Ti, que tanto me has amado, lleno de confusión y de arrepentimiento, invoco Tu perdón y Tu Misericordia.

Por el mal uso que hice de los dones naturales recibidos: mi vida, mis energías, mi tiempo, mis sentidos, mi inteligencia, mi lengua

R/ Oh, Jesús, ten piedad de mí

Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley,

R/.Oh, Jesús, ten piedad de mí

Por los deberes descuidados o mal cumplidos,

R/.

Por el bien que pude hacer y no hice, R/.

Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas inclinaciones del orgullo, de la vanidad y del egoísmo,

 R/.

Porque no practiqué el mandamiento de caridad, como Tú lo ordenaste

 R/.

Porque dejé estériles en mí tantas gracias,

 R/.

Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad.

 R/.

Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los dones de Tu amor,

R/.

Por haber preferido muchas veces a las criaturas y las satisfacciones humanas, en lugar de Ti y de tus consolaciones,

 R/.

Por la poca fidelidad y generosidad con que he vivido mi consagración,

R/.

Por la falta de fe y abandono en tu amor,

R/.

Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia 

R/.

Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a Tu cruz,

R/.

Me confundo en Tu presencia, oh mi Dios.

Me arrodillo a Tus pies.

Me postro junto a Ti, oh Jesús, Hostia Divina, Redentor y Salvador mío, como un día la Magdalena. Y si bien es cierto que soy indigno de Tu amor, estoy seguro que tendrás para mí, la misma ternura misericordiosa.


SALMO 51 (50) MISERERE

Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,por tu inmensa ternura borra mi delito,lávame a fondo de mi culpa,y de mi pecado purifícame

Pues mi delito yo lo reconozco

mi pecado sin cesar está ante mí;

contra Ti, contra Ti solo he pecado,

lo malo a tus ojos cometí

Por qué aparezca tu justici

cuando hablas y tu victoria cuando juzgas

Mira que en la culpa ya nací,

pecador me concibió mi madre.

Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la sabiduría.

Rocíame con el hisopo, y seré limpio,

lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

Devuélveme el son del gozo y la alegría,exulten los huesos que machacaste Tú

Retira tu faz de mis pecado borra todas mis culpas.

Crea en mí, oh Dios, un puro corazón

un espíritu dentro de mí renueva

no me rechaces lejos de tu rostro,

no retires de mí tu santo espíritu.

Vuélveme la alegría de tu salvación,

y en espíritu generoso afiánzame;

enseñaré a los rebeldes tus caminos,

y los pecadores volverán a Ti.

Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios,y anunciará mi boca tu alabanza.

Pues no te agrada el sacrificio,

si ofrezco un holocausto no lo aceptas.

El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.

¡Favorece a Sión en tu benevolencia,

reconstruye las murallas de Jerusalén!

Entonces te agradarán los sacrificios justos, holocausto y oblación entera

se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Amén.

Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita Misericordia el perdón por mis innumerables culpas, ofensas y negligencias me permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.

Pienso en los innumerables pecados que se cometen en el mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones, pecados de los súbditos y de los gobernantes; pecados de orgullo, de sensualidad y de codicia; pecados de pensamiento, de palabra, de obras y de omisión.

Por todos estos pecados y por los pobres infelices que los cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu infinita misericordia. Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el Huerto de los Olivos y sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.

No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar con ellos; que has querido "hacerte pecado", para borrar los nuestros; no olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre, para rescatar a Tus hermanos culpables.

Oh Jesús, Te ruego renueves Tu ofrecimiento al Padre, presentándole nuevamente Tus llagas; muéstrale las espinas, los flagelos y los clavos que traspasaron tus carnes; pero, especialmente, hazle ver Tu Corazón herido y rebosante de amor por El y por nosotros, y pide Su perdón.

Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas nuestras culpas es Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el mundo culpable. Busca las ovejas que se alejaron de Tu redil y muéstrales cuán grande es la potencia de Tu amor de Salvador.

Y ya que Tu Corazón está herido por las culpas de los más íntimos, para los que renuevan el beso de Judas o la negación de Pedro, también para ellos, oh Jesús, invoco Tu perdón. Que ninguno de ellos cumpla el gesto desesperado de Judas, sino que Tu gracia los induzca, como a Pedro, a una reparación de amor.

Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu Divino Corazón innumerables gracias para mí y para todas las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos. Permite, oh Jesús, que estas horas sean verdaderamente horas de intimidad, horas de amor en las cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene reservadas.

Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu Corazón Inmaculado.

¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

V. Jesús manso y humilde de corazón,

R. haz mi corazón semejante al tuyo.

V. Sagrado Corazón de Jesús,

R. en Vos confío.

V. Sagrado Corazón de Jesús,

R. perdónanos y se nuestro Rey.

V. Corazón de Jesús,

R. que os ame y os haga amar.

V. Corazón divino de Jesús,

R. convierte a los pecadores, salva a los moribundos, libra a las almas santas del purgatorio.

V. Dulce corazón de mí Jesús,

R. haz que te ame siempre más y más.

V. Sagrado Corazón de Jesús,

R. protege nuestras familias.

V. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado,

R. el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

V. Sea por siempre bendito y adorado Cristo, Nuestro Señor Sacramentado,

R. Nuestro Rey por los siglos de los siglos.

V. Alabemos y demos gracias en cada instante y momento,

R. al Santísimo y Divinísimo Sacramento.

V. Acordémonos que estamos en la santa presencia de Dios,

R. ¡Adorémosle!

V. ¡Viva Jesús en nuestros corazones!

R. ¡por siempre!

V. ¡Viva Cristo Rey!

R. ¡Viva!

V. Te adoramos ¡oh Cristo!, y te bendecimos,

R. porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

V. Alabado sea Jesucristo.

R. Por los siglos de los siglos. Amén.

V. Buen Jesús, amigo de los niños,

R. bendecid a los niños de todo el mundo.

V. Buen Jesús,

R. me uno a ti de todo corazón.

V. Dad, Señor, descanso eterno a las almas,

R. y la luz perpetua luzca para ellas.

V. El Señor es mi pastor,

R. nada me puede faltar.

V. Jesús, manso y humilde de corazón,

R. haz nuestro corazón semejante al vuestro.

V. Por ti, Jesús, vivo; por ti, Jesús, muero;

R. tuyo soy, Jesús, en vida y en muerte, amén.

V. Señor, auméntanos la fe.

V. Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo.

V. Creo, Señor, pero ayuda mi incredulidad.

V. Jesús Dios mío, os amo sobre todas las cosas.

V. Jesús, mío, ten misericordia de mí.

V. Tuyo soy, para Ti nací,

R. ¿qué quieres Jesús de mí?

Jesús es mi tesoro, es mío y a cada instante puedo sacar de El gracias a manos llenas, pues lo encuentro siempre abundante.

De El tomo cuanto necesito para pagar mis deudas, para remediar mis necesidades, encontrar delicia, ganarme una corona.

¡Qué don inefable es este Jesús con Su Corazón desbordante de ternuras! Un tesoro que jamás se agota: mientras más saco, él más aumenta.


LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

V: Señor, ten piedad de nosotros.

R: Señor, ten piedad de nosotros.

V: Cristo, ten piedad de nosotros.

R: Cristo, ten piedad de nosotros.

V: Señor, ten piedad de nosotros.

R: Señor, ten piedad de nosotros.

V: Cristo, óyenos.

R: Cristo, óyenos.

V: Cristo, escúchanos.

R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,

R: ten piedad de nosotros.

V: Dios Hijo, Redentor del mundo,

R: ten piedad de nosotros.

V: Dios Espíritu Santo,

R: ten piedad de nosotros.

V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.

R: Ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen María,

R/.Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios,

R/.Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.

Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.

Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.

Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.

Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.

Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.

Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.

Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.

Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.

Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de la sabiduría y la ciencia, R/.

Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, R/.

Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus complacencias, R/.

Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.

Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.

Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.

Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.

Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.

Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.

Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.

Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.

Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.

Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.

Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.

Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.

Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.

Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren y esperan, R/.

Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,

R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,

R: óyenos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,

R: ten piedad y misericordia de nosotros.

V: Jesús, manso y humilde de corazón,

R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.

V: Sagrado Corazón de Jesús,

R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,

R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os amo, 

R: salvad almas.

Dios Padre

Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad.

Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado.

Gracias, Dios mío, por Tu inconmensurable compasión que tuvo piedad de mí.

Te adoro, Dios Padre, porque por medio de Cristo has descendido hasta mi humanidad y porque, por Su Corazón adorable, Te has unido tan estrechamente al hombre, a mí, pobre criatura ingrata.

Te adoro en este templo, santificado por la presencia siempre actual de Tu Ser divino; me postro hasta la nada, en adoración delante de Tu Majestad Soberana, pero, al mismo tiempo, el amor me eleva hasta Ti.

Te adoro, Dios Padre, y te amo; el amor y la adoración están totalmente confundidos y mezclados en mi alma, tanto que no sabría decir si más adoro que amo o si más amo que adoro...

Te adoro porque encuentro en Ti todo poder y toda santidad, justicia y sabiduría; porque Tú eres mi Creador y mi Dios.

Te amo porque encuentro en Ti toda belleza, toda bondad, toda ternura y toda misericordia. Te amo porque me has hecho el regalo de un tesoro invalorable.

R/: Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En el misterio sublime de la Unidad de Tu Naturaleza y de la Trinidad de Tus Personas, R/.

En la armonía de Tus perfecciones innumerables, R/.

En la riqueza inagotable con que haces los seres de la nada, R/.

En la pacífica posesión de Tu eterna Bienaventuranza, R/.

En la sabiduría infinita con que gobiernas todas las cosas, R/.

En la bondad inefable con que elevas al hombre a la dignidad de hijo Tuyo, R/.

En la Misericordia infinita con que toleras y conservas al pecador, R/.

En el misterioso decreto que estableció la Redención, R/.

En el infinito abajamiento de Tu Encarnación, R/.

En las humillaciones, en los ocultamientos, en los trabajos de Tu vida terrena, R/.

En los oprobios de Tu Pasión y muerte, R/.

En la gloria de Tu Resurrección, de Tu Ascensión y de Tu triunfo en los Cielos, R/.

En Tu divino Corazón, abierto por la lanza en el Calvario, R/.

En Tu divino Corazón revelado a Tus Santos en el transcurso de los siglos, R/.

En Tu divino Corazón que late de amor por nosotros en Tu pecho adorable y presente en nuestros Sagrarios, R/.

En Tu divino Corazón, desbordante de misericordia para los pobres pecadores, especialmente en el Sacramento de la Penitencia, R/.

En Tu Sacerdocio, que a través de los siglos continúa Tu obra de Misericordia y de salvación, R/.

En Tu Vicario, que te representa visiblemente en la tierra, R/.

En la Iglesia, que conserva y dispensa a las almas los tesoros de Tu divina gracia, R/.

En su magisterio infalible, en su sabio gobierno, en su inefable poder de santificación, R/.

En María Santísima, Tu Madre, enriquecida con tantos privilegios y constituida también Madre, Corredentora y Abogada nuestra, R/.

En la exuberante fecundidad con que produces Santos, R/.

En la conmovedora generosidad con que dispensas tus dones, R/.

En el misterioso trabajo de la gracia en la intimidad de las almas, R/.

En el don purificador de tu Cruz, R/.

En la maravillosa providencia con que sigues a cada criatura en el curso de su vida, R/.

En Tu gloria infinita, que comunicas a Tus elegidos haciéndolos eternamente felices en el Cielo, R/.

Al ESPÍRITU SANTO

Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración.

V. Espíritu Santo fuente de luz,

R. ¡ilumínanos!

V. Espíritu Santo fuente de sabiduría,

R. guíanos.

V. Espíritu Santo fuente de amor,

R. llénanos.

V. Espíitu Santo, dulce huésped de mi alma,

R. permaneced en mí, y que yo permanezca siempre en ti.

V. Espíritu Santo, dulce huésped de mi alma,

R. permaneced en mí, y que yo permanezca siempre en ti.


Santísima Trinidad


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.

A JESÚS, JOSÉ Y MARÍA

V. Jesús, José y María,

R. os doy el corazón y el alma mía.

V. Jesús, José y María,

R. asistidme en mi última agonía.

V. Jesús, José y María,

R. en Vos descanse en paz el alma mía.


A LA VIRGEN MARÍA

V. Ave María Purísima,

R. sin pecado concebida.

V. Dulce Corazón de María,

R. sed la salvación del alma mía.

V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,

R. en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.

V. Santa María

R. ruega por nosotros.

V. Santa María

R. Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

V. Santa María del buen camino,

R. haz que lleguemos sanos y salvos a nuestro destino.

V. Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!

R. una muy grande pureza te pedimos de corazón.

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,

R. para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

V. Inmaculada reina de la paz,

R. ruega por nosotros.

V. Madre de amor, de dolor y misericordia,

R. ruega por nosotros.

V. Oh María sin pecado concebida,

R. ruega por nosotros que recurrimos a ti.

V. Virgen, Madre de Dios,

R. rogad a Jesús por mí.

V. Corazón dulcísimo de María,

R. prepáranos un camino seguro.

V. Dulce Corazón de María,

R. sed la salvación mía.

V. Purísimo Corazón de María, virgen santísima,

R. alcánzanos de Jesús la pureza y la humildad de corazón.

Te doy gracias también por todos los dones que Tu Amor ha derramado en la Iglesia.

Por los beneficios otorgados a los Ángeles y a los Santos, alabanzas perennes de Tu Amor.

Y, sobre todo, por los beneficios innumerables que has hecho a María Santísima, nuestra dulce Madre.

Te doy gracias por haberla hecho tan grande, tan santa, tan hermosa.

Te doy gracias por los privilegios que le concediste, por el trono de gloria sobre el cual la colocaste, por la misión que le confiaste.

Te doy gracias por haber hecho de esta criatura predilecta, una madre en la que puedo y debo colocar todas mis esperanzas.

Para que mi reconocimiento sea más eficaz me permito, oh Señor, vivificarlo con el amor. Por eso Te digo y Te repito: que Te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas.

A Ti, que eres el amor infinito,

R/ Te amo, Dios mío.

A Ti, que me has salvado por Tu amor, R/.

A Ti, que me ordenas amarte, R/.

Con todo mi corazón, R/.

Con toda mi alma, R/.

Con todo mi espíritu, R/.

Con todas mis fuerzas, R/.

Por encima de todos los bienes y honores, R/.

Por encima de todos los placeres y las alegrías, R/.

Más que a mí mismo y que a todo cuanto me pertenece, R/.

Más que a mis padres y que a mis amigos, R/.

Más que a todos los hombres y ángeles, R/.

Por encima de todas las cosas creadas en el cielo y en la tierra, R/.

Solamente por Ti mismo, R/.

Porque Tú eres el Sumo Bien, R/.

Porque Tú eres infinitamente digno de ser amado, R/.

Porque Tú eres infinitamente perfecto, R/.

Aunque no me hubieras prometido el Paraíso, R/.

Aunque no me amenazaras con el infierno, R/.

Aunque me probases con la miseria y la desventura, R/.

En la abundancia y en la pobreza, R/.

En la prosperidad y en el infortunio, R/.

En los honores y en los desprecios, R/.

En las alegrías y en los dolores, R/.

En la salud y en la enfermedad, R/.

En la vida y en la muerte, R/.

En el tiempo y en la eternidad, R/.

En unión al amor con que todos los Santos y Ángeles Te aman en el Cielo, R/.

En unión al amor con que Te ama la Bienaventurada Virgen María, R/.

En unión al amor infinito con que nos amas eternamente, R/.

A SAN JOSÉ, LOS SANTOS, ÁNGELES

V. Patriarca San José,

R. ruega por nosotros.

V. San José mi padre y señor,

R. enséñame a querer más cada día a Jesús y María.

V. Haced, San José, que vivamos una vida inocente.

R. y esté siempre asegurada bajo vuestro patrocinio.

V. Santos y Mártires de Cristo Rey,

R. rueguen por nosotros.

V. Santísima Trinidad, un solo Dios; creo en ti; espero en ti, os amo y os adoro;

R. ten piedad de mí.

Santos Ángeles

¡Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno! ¡Antes de acudir a Tus siervos, los Santos Ángeles, para implorar su auxilio, nos postramos ante Tu presencia y Te adoramos, ¡Padre, Hijo y Espíritu Santo!

¡Alabado seas y glorificado por toda la eternidad!

¡Todos los Ángeles y los hombres que creaste Te adoren, Te amen, Te sirvan, Dios Santo, Fuerte, ¡Inmortal!

¡Y tú, oh María, Reina de todos los Ángeles, acepta benigna los ruegos que le les dirigimos a tus siervos y preséntalos al Altísimo, tú, que eres la omnipotencia suplicante, la medianera de las gracias, ¡a fin de que obtengamos gracia, salvación y auxilio! Amén.

Os lo suplicamos:­ ¡Conducidnos con seguridad a la Casa del Padre Celestial! Vosotros, Nueve Coros de los Espíritus Bienaventurados.  ­ ¡Apresuraos, socorrednos!

Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos! La Sangre Preciosísima de Nuestro Señor y Rey se ha derramado por nosotros.

Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos! El Corazón de Nuestro Señor late amorosamente por nosotros.

Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos! El Corazón Inmaculado de María, la Virgen Purísima, vuestra Reina, palpita amorosamente por nosotros.

Os suplicamos: ¡apresuraos, socorrednos!


Arcángel San Miguel

Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder para aniquilar, por la humildad, la soberbia del príncipe de las tinieblas. Te suplicamos insistentemente, nos alcances la verdadera humildad de corazón, la fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la voluntad de Dios, y fortaleza en el sufrimiento y en la prueba. Socórrenos para que no desfallecer ante el trono de la justicia de Dios.

 

Arcángel San Gabriel


Ángel de la Encarnación, fiel mensajero de Dios, abre nuestros oídos para que estén atentos a las más leves advertencias y toques del Corazón de Nuestro Señor. Permanece siempre junto a nosotros, te suplicamos, para que comprendamos debidamente la Palabra de Dios, la sigamos y obedezcamos, y cumplamos dócilmente aquello que Dios quiere de nosotros. Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes para que el Señor, cuando llegue, no nos encuentre dormidos.

 

Arcángel San Rafael

 

Tú que eres lanza y bálsamo del Amor de Dios, hiere, te suplicamos, nuestro corazón con el Amor ardiente de Dios.

 

Deja que nunca sane esta herida, para que perseveremos cada día en el camino de la caridad y que todo venzamos por el amor.

 

¡Ayudadnos, santos y poderosos hermanos, siervos ante Dios! ­ Defendednos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y ambición, de nuestra envidia y desconfianza, de nuestras ansias de riqueza, bienestar y fama.

 

Desatadnos de las cadenas del pecado y del apego a las cosas temporales.

 

Quitadnos las vendas de los ojos que nosotros mismos nos pusimos para no tener que ver las necesidades de nuestro alrededor y poder así tranquilamente, ocuparnos y compadecernos de nosotros.

 

Traspasad nuestro corazón con la santa ansiedad de Dios, para que no dejemos de buscarlo con ardor contrición y amor.

 

Contemplad la Sangre del Señor derramada por nuestra causa.

 

Contemplad las lágrimas de vuestra Reina derramadas por nuestra causa.

 

Contemplad en nosotros la imagen de Dios, desfigurada por nuestros pecados, que Él por amor imprimió en nuestra alma.

 

Ayudadnos a conocer, adorar, amar y servir a Dios.

 

Ayudadnos en el combate contra el poder de las tinieblas, que sutilmente nos rodea y acecha.

 

 Ayudadnos para que ninguno se pierda y un día estemos reunidos en la eterna bienaventuranza. Amén.

 

A lo largo del día invocamos a menudo a los Santos Ángeles:

 

San Miguel, asístenos con tus Santos Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!

 

San Gabriel, asístenos con tus Santos Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!

 

San Rafael, asístenos con tus Santos Ángeles, ¡ayúdanos y ruega por nosotros!

 

 

 

 

 

Súplica

 

Antes de alejarme de este Santo Sagrario quiero, oh Jesús mío, recurrir a las riquezas infinitas de Tu Corazón divino.

 

Consagrado a Tu amor, creo que no puedo pedir nada mejor que la satisfacción de Tus mismos deseos. Son estos, Tus deseos divinos, los que quiero presentar al Padre antes de terminar este tiempo de gracias y en Tu nombre suplicar que los escuche.

 

El primer deseo de Jesús es la salvación de las almas; redimir al mundo mediante el amor, establecer el Reino del Amor Infinito en toda la tierra.

 

Permite pues, oh Jesús, que exprese mi ardiente voto de que se establezca en todo el mundo el Reino de Tu Amor.

 

 Oh Amor Infinito, viviente en el Divino Corazón de Jesús, hazte conocer de los hombres a fin de que ellos Te amen como Tú quieres ser amado.

 

El segundo deseo de Jesús es el de servirse, para este gran trabajo, de los Sacerdotes; hacer de ellos obreros activos y, por su intermedio, obrar en las almas y en el mundo.

 

Oh Jesús, Sacerdote eterno y Salvador del mundo, para realizar este ardiente deseo de Tu Corazón, multiplica las vocaciones. Envía muchos y santos operarios a Tu mies.

 

Oh Jesús, haz de cada Sacerdote un verdadero sembrador de Tu amor.

 

Te ruego por el Santo Padre, por los Obispos, por todos los Sacerdotes que me han hecho bien... por todos los Sacerdotes.

 

Te pido, oh Jesús que los sostengas en las batallas, los confortes en la soledad, los alientes en los fracasos, fecundes sus fatigas y derrames en sus corazones el amor de Tu Corazón divino.

 

Señor, para Tu honra y Tu gloria,

 

R/ danos Sacerdotes santos.

 

Señor, para aumentar nuestra fe, R/.

 

Señor, para sostener Tu Iglesia, R/.

 

Señor, para predicar Tu doctrina, R/.

 

Señor, para defender Tu causa, R/.

 

Señor, para contrarrestar el error, R/.

 

Señor, para aniquilar las sectas, R/.

 

Señor, para sostener la verdad, R/.

 

Señor, para dirigir nuestras almas, R/.

 

Señor, para mejorar las costumbres, R/.

 

Señor, para desterrar los vicios, R/.

 

Señor, para iluminar al mundo, R/.

 

Señor, para enseñar las riquezas de Tu Corazón, R/.

 

Señor, para hacernos amar al Espíritu Santo, R/.

 

Señor, para que todos Tus ministros sean luz del mundo y sal de la tierra, R/.

 

Oh Jesús, Sacerdote Santo, Te pedimos con la mayor humildad del alma, que aumentes las vocaciones sacerdotales y que los formes según los designios de Tu amante Corazón. Sólo así conseguiremos Sacerdotes santos y pronto en el mundo no habrá más que un sólo rebaño y un sólo Pastor. Amén.

 

 

 

 

 

ORACIÓN CONCLUSIVA

 

 

 

Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado, Tú que, en un impulso de incomparable amor a los hombres, Tus hermanos, hiciste brotar de Tu Sagrado Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate continuar derramando sobre Tus ministros, los torrentes vivificantes del Amor Infinito.

 

Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos, por Tu gracia,

 

instrumentos de Tu misericordia; obra en ellos y por ellos, y haz que, después de haberse revestido totalmente de Ti, por la fiel imitación de Tus adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste para la salvación del mundo.

 

Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la multitud de los que aún duermen en las tinieblas del error; cuenta el número de las ovejas descarriadas que caminan entre precipicios; considera la turba de pobres, hambrientos, ignorantes y débiles que gimen en el abandono.

 

Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive verdaderamente en ellos, obra por medio de ellos y pasa de nuevo por el mundo, enseñando, perdonando, consolando, sacrificando y renovando los lazos sagrados del amor, entre el Corazón de Dios y el corazón del hombre. Amén.

 

Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda siempre plenamente a los fines para los cuales la quisiste; haz que se extienda y se consolide y conquiste todas las almas al Reino dulcísimo de Tu Amor.

 

Tú conoces lo que necesito; mira y haz lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a Tu Corazón, me abandono en Tu dulce Providencia y, mientras, Te doy gracias por el don de estas horas de intimidad Contigo. Te agradezco desde ya, unido a María Santísima, por todos los beneficios que Tu Amor me reserva en el tiempo y en la eternidad.

 

CÁNTICO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN:

 

"EL MAGNÍFICAT"

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra Mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de Su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí; Su Nombre es Santo y Su Misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

 

Él hace proezas con Su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel Su siervo, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

 

 

 

 

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